CUATRO Y CUARENTA Y CUATRO
Noches de verano en la Marjal. El autor relata como ha de levantarse en alguna ocasión para ir al servicio. Algo propio de su condición de hombre y de su edad. Relata como la Marjal en las noches de Agosto de luna llena es un universo de sombras desconocidas y de reflejos perturbadores. Cuenta su perplejidad porque últimamente, cuando esto ocurre, el “display” del radiodespertador marca las cuatro y cuarenta y cuatro. Ha ocurrido, en el último mes en una docena de ocasiones.