DESDE PISA
Mientras el señor Orengo era investido como el nuevo alcalde de Gandia, el autor estaba mirando la Torre de Pisa con el cuello doblado. Un mensaje en el móvil le contaba que el Pleno había sido cordial y no como el que se celebró cuatro años antes el cual recordaba con vergüenza. Orengo está considerado un político dialogante, próximo y creíble y las urnas le han situado en una posición de privilegio para gobernar en solitario cuando pueda o, en la discrepancia, hacerlo con el acuerdo entre el amplio abanico de la oposición.